¿Qué son las instituciones socializadoras?, la sociología nos dice que las instituciones socializadoras son aquellas donde se transmiten los valores y las normas que nos permiten integrarnos a la sociedad, yo considero que es mucho más que eso, si la familia, la escuela y la comunidad, son los que nos permiten desarrollarnos como seres humanos, que nos brindan la seguridad para la convivencia con los demás, entonces la familia, la escuela, y la comunidad, son instituciones socializadoras.

Es un hecho social que una de las instituciones más importantes es la familia, que a lo largo de la historia se fue formando, construyendo de manera natural, siendo hoy en día la célula elemental de toda sociedad y que juega un papel muy importante para el desarrollo integral de cada persona, el pleno goce de sus derechos y libertades fundamentales, y sobre todo, del auténtico respeto y realce de nuestra dignidad humana.

Por lo anterior, nuestro hogar es el pequeño entorno en donde los integrantes expresamos nuestros sentimientos más básicos, es en el seno familiar en donde nos sentimos protegidos, seguros, queridos desinteresadamente, y en ocasiones, hasta refugiados de acontecimientos externos que nos causan algún tipo de estrés, nos mostramos dentro de nuestro seno familiar de manera espontánea y demostramos nuestro amor de manera generosa, y  aún con todo esto, podemos tener conflictos, por eso, debemos cuidar estas relaciones.

La convivencia es complicada cada uno de nosotros, tenemos formas diferentes de comportarnos, de manifestarnos y de pensar, por lo cual, es normal que haya desavenencias y diferencias dentro de nuestro propio seno familiar o con la familia, lo importante es cómo los enfrentamos y resolvemos, cuando estamos en crisis no podemos obviar el conflicto, la convivencia genera conflicto y roces, pero es muy importante cómo nosotros podemos decidir qué de ese conflicto se convierte en una oportunidad para enfrentarlo y resolverlo de la mejor manera.

Es mucho más complicado en este momento de la “nueva normalidad”, la convivencia cotidiana es mayor en nuestros hogares, estamos ahora trabajando desde casa, hemos cambiado nuestras maneras de comunicarnos, pero ¿qué debemos entender de esta nueva normalidad como una nueva forma de convivir?

Si entendemos que podemos sentirnos enojados, impotentes, bloqueados, y que estas emociones, cuando son muy intensas, obligan a emplear estrategias o herramientas para afrontarlos, demostrar nuestras emociones es bueno pero hagámoslo de forma efectiva, útil y adaptativa, si no lo puede lograr es entonces cuando podemos solicitar o recurrir al auxilio de una tercera persona, un mediador que nos ayude a desbloquear la situación del conflicto, facilitando a los involucrados el encontrar soluciones que los hagan sentir que ambos ganan.

No hay un enfrentamiento en donde hay un vencedor y un vencido, en la familia, por ejemplo, no debe de ser así, por eso, debemos apostar por el diálogo.

Dentro de la familia, como en toda organización, se generan los conflictos de diversos tipos, varios de ellos, pueden llegar a tener un carácter legal, sin embargo, debemos tomar en cuenta que un número importante de controversias que surgen en el ámbito de la familia no son de carácter legal, y es frecuente que trasciendan a la escuela y a la comunidad, ya que el individuo, al interactuar en diversos ámbitos donde se relaciona, debe de tener una consecuencia en esa interrelación en la medida que estos conflictos o controversias sean gestionados adecuadamente.

Se permite a los integrantes de una familia que crezcan y que desarrollen nuevas y mejores maneras de relacionarse entre ellos, y en la interacción social, también en otros ámbitos, hay un gran número de conflictos, por ejemplo, las carencias económicas, el desempleo, las separaciones, los problemas de comunicación con la pareja, los hijos o entre hermanos, se trata de problemas comunes y que cada familia y que cada persona afrontamos de manera diferente.

Estas dificultades propician sentimientos de enojo, impotencia y otras cuestiones, por eso, en la familia, que es el lugar por excelencia se deben respetar los derechos humanos de cada uno, y aun así muchas veces es frecuente que se falten a los valores o se violen por los propios integrantes, es por eso que la mediación ha de partir de la premisa de que cada integrante de la familia, involucrado en el conflicto, sabe por qué ha llegado a la situación de discordia, y que tiene que poner de su parte si se quieren superar.

La práctica de la armonía y la unión, en estas instituciones socializadoras, facilita el alcance de consensos, y a su vez, de convivencia, encauzando la vocación de la cultura de la paz.

La mediación es un mecanismo estructurado pero flexible, que se realiza en una o varias sesiones donde las personas, con la ayuda de un mediador, pueden dialogar y comprenderse, y si lo desean, llegar a acuerdos; nosotros los mediadores actuamos como un puente de comunicación entre los mediados para que ellos mismos puedan solucionar sus conflictos, los mediadores no imponemos las respuestas, sino que generamos entre ellos, una mejor comunicación, para que esta fluya y puedan acordar juntos la solución a ese conflicto.

Consistirá, dentro de la mediación familiar, el acompañar a la familia en la gestión de su conflicto y propiciar la comunicación que permita que utilicen sus propios recursos para encontrar acuerdos que lo lleven a solucionarlo, y por lo tanto, a recuperar la unión y la concordia dentro del seno familiar.

A mí me gustaría decirles que la mediación debe ser preferida para resolver nuestros conflictos sobre las formas tradicionales, nuestra Constitución, en la reforma del Artículo 17 del 2008, nos da esa oportunidad, de que los particulares podamos encontrar, mediante mecanismos alternos, como lo es la mediación.

El proceso mismo de socialización exige que fortalezcamos a la mediación, porque solamente este mecanismo garantiza el respeto y la preservación de la dignidad humana, los mediadores tenemos un gran compromiso de difundir la cultura de la paz, empecemos por nosotros mismos y trabajemos en nuestro ser, poco a poco, la mediación se convierte en un lazo en la generación y fortalecimiento de la cultura de la paz, utilizando el diálogo como una herramienta que vigoriza los valores, los comportamientos y actitudes necesarios para la construcción qué soluciones fáciles.

Es muy importante entender la construcción de la cultura de la paz como valores, actitudes, comportamientos, estilo de vida, que en conjunto, nos enseñan el respeto a la vida y la práctica de la no violencia, por medio de la educación, el diálogo y la cooperación, es importante trabajar en fomentar la tolerancia, la solidaridad, la empatía, la asertividad, la operación, la solución de conflictos de manera pacífica, porque son algunos de los que persigue la mediación, que de la paz hagamos esto un modo de vida, llevar los conflictos de manera pacífica, busquemos el diálogo.

Los invito a saludar, no importa si no nos contestan el saludo, volvamos a intentarlo, volvamos a saludar, demos las gracias, eso es uno de los valores principales, saludemos y demos las gracias, hoy empiezo con ustedes, gracias, muchas gracias por leerme.

Lo anterior es mi intervención en el conversatorio que llevamos a cabo el sábado 21 de noviembre, gracias a la organización y apoyo del Centro Latinoamericano de Estudios Superiores, CLAES, por lo que les comparto el video completo de nuestro evento, quedo a tus órdenes deseándote que tengas una vida feliz, armoniosa y donde impere el diálogo en tu familia.

Dale play.

La mediación en las instituciones socializadoras

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